El sindicato de los jerárquicos, profesionales y técnicos de la actividad minera Argentina (ASIJEMIN) saluda a las trabajadoras en su día, y en especial a las trabajadoras mineras. Reivindicando y conmemorando a las obreras textiles asesinadas en New York en 1908 en sus puestos de trabajo, mientras llevaban adelante una huelga.

Desde el equipo de Coordinación de Género de ASIJEMIN se reafirma el compromiso con las trabajadoras jerárquicas para entre otras cosas: garantizar el acceso de mujeres en puestos jerárquicos, considerando que del total de trabajadores/as en minería, solo el 6,5% son mujeres según el último censo minero.  Las mujeres en la actividad se dedican en un 62,2% de los casos a tareas administrativas, un 24,6% son operarias, y un 4,4% es personal gerencial (mandos medios). Gran parte de las tareas englobadas en la categoría “tareas administrativas” donde se ocupan más de la mitad de las mujeres, también están vinculadas a tareas gastronómicas, o de limpieza, poniendo en marcha una dinámica de inclusión-excluyente, que las segrega a ámbitos que se visualizan como extensión de las tareas domésticas, en general peor remuneradas, más inestables y de menor reconocimiento. La aceptación de mujeres en estos cargos ha sido considerando que se desempeñan “como un tipo normal” o “aún mejor que un hombre”, resaltando sus potencialidades productivas. Sin embargo, esto no garantiza el acceso a los puestos de mayor jerarquía.

 Frenar el acoso y la violencia de género en los lugares de trabajo. Teniendo presente que la violencia por razones de género es moneda corriente en los distintos proyectos mineros.  Gran parte de las trabajadoras de distintos sectores sufren abusos de poder, acoso sexual o malos tratos injustificados por parte de superiores o compañeros y que la mayoría no concurre formalmente a la autoridad por temor a represalias.

Eliminar las desigualdades salariales por razones de género. La brecha de salarial de género se calcula de modo agregado. Al acceder a puestos de menor jerarquía y en gran parte en condiciones precarizadas, el grueso de las trabajadoras mineras recibe salarios menores a los de sus compañeros, aun cuando según el último censo minero en promedio los niveles de formación de las trabajadoras sean más elevados. Sin dejar de observar situaciones en las que frente a iguales cargos y responsabilidades trabajadores varones reciben mayores salarios y/o estímulos que sus compañeras.

Marcando como objetivo una minería sin segregación de género. Considerando que los estereotipos en torno a los puestos de trabajo que “pueden” ocupar las mujeres en minería (administrativas o vinculadas a tareas de cuidado), reducen las posibilidades de acceso al trabajo en la actividad a un gran porcentaje de trabajadoras. Por lo tanto, los beneficios en materia económica y oportunidades laborales que se pregonan en torno a la minería son sesgados, destinados mayormente a la población masculina. Las trabajadoras que logran incorporarse más allá de todos estos condicionamientos, lo hacen debiendo enfrentar climas particularmente hostiles, donde el sistema de turnos y la presencia mayoritaria masculina, obligan a las mujeres a adaptarse, desarrollando sus tareas de modo sobresaliente para obtener el reconocimiento de sus compañeros en tanto iguales.